El uso de sistemas biológicos, es decir, de sistemas moleculares que existen en los organismos vivos y en virus (enzimas, anticuerpos, receptores celulares, proteínas estructurales, entre otros), e incluso de microorganismos, para la detección de moléculas tóxicas, contaminantes químicos, alérgenos o microorganismos patógenos en alimentos, mediante sistemas específicos y resolutivos de detección de contaminantes alimentarios. La Secretaría de Salud, con base en la composición de los alimentos y bebidas, determinará los productos a los que puedan atribuírseles propiedades nutritivas particulares, incluyendo los que se destinen a regímenes especiales de alimentación.



 

Desde el punto de vista sanitario, los alimentos pueden ser vehículos de infecciones (ingestión de microorganismos patógenos) o de intoxicaciones (ingestión de toxinas producidas por microorganismos) graves. En este sentido se han desarrollaron las técnicas de control microbiológico de alimentos. Muchas veces la causa de la contaminación del alimento se debe a medidas higiénicas inadecuadas en la producción, preparación y conservación; lo que facilita la presencia y el desarrollo de microorganismos que producto de su actividad y haciendo uso de las sustancias nutritivas presentes en éste, lo transforman volviéndolo inaceptable para la salud humana.



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